“El racismo es un problema inaceptable, institucionalizado, al que todos debemos enfrentarnos”. Esta frase la dijo el artista británico Marc Quinn unos días después del derribo de la estatua al esclavista Edward Colston (1636-1721), en Bristol, al sudoeste de Inglaterra. La población llevaba años pidiendo al alcalde que retirara aquella imagen insoportable, hasta que en junio de 2020 el vecindario se hartó del silencio administrativo.
El monumento a Colston descansaba en el fondo del río Avon, cuando Quinn usó su pedestal para sustituirlo por la figura de la activista Jen Reid, que durante la revuelta ocupó el lugar de Colston y levantó su puño para reivindicar la memoria de las personas esclavizadas.
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