En 2013, la industria del cómic en España pasaba por un momento muy esperanzador. Poco tiempo atrás, en 2007, Arrugas de Paco Roca y María y yo de Miguel Gallardo abrieron un camino para los autores españoles, el de la novela gráfica, marcado por la libertad creativa. En plena efervescencia, Santiago García (Madrid, 1968) y David Rubín (Ourense, 1977) sumaron fuerzas para reimaginar el poema épico anglosajón de Beowulf, un texto anónimo que podría datar del siglo VIII, que ambos hicieron suyo en una relectura que huía de la fantasía épica y se centraba en explorar los claroscuros de la figura del héroe.
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