Teletrabajo, clases suspendidas, propietarios de negocios preocupados por la falta de clientes. La población italiana trata de adaptarse a la nueva rutina tras las drásticas restricciones para contener al coronavirus, una epidemia que en Italia ya dejaba este martes más de 8.000 casos activos y 631 muertes.
Con el nuevo decreto, la gente solo puede moverse por el territorio si puede justificar que lo hace por motivos laborales, de salud o de necesidad. Si salen a la calle, deben mantener una distancia recomendada de un metro entre sí. Ya no hay una "zona roja", como había ocurrido hasta ahora con localidades del norte, las más afectadas.
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