La imagen más famosa de los 181 años de la revista National Geographic está protagonizada por una mujer (por una chiquilla, más bien) pero lleva la firma de un hombre. La niña afgana (1985), de Steve McCurry, puso rostro a los refugiados de Afganistán en el país vecino y con sus brillantes ojos verdes logró captar la atención del mundo sobre una tragedia que pasaba desapercibida en la prensa internacional.
Este fotoperiodismo de estampita choca en estilo con el reporterismo de guerra más crudo, pero ambos sirven para abrir una ventana a las realidades incómodas del mundo. National Geographic, a través de sus fotografías retocadas, coloridas y perfectamente encuadradas, no solo enseña lo peligroso, sino también lo ignoto y lo hermoso.