Con solo 15 años, Sani Ladan dejó Camerún con la idea de acceder a una formación académica que le permitiese llegar a ser periodista como su hermano mayor. Hacerlo en su país era difícil y decidió intentarlo en Nigeria, donde parecía haber más posibilidades. Por supuesto, no le dijo nada a su familia porque sabía que se lo iban a prohibir. El plan era conseguir llegar a su destino, matricularse en algún centro de estudios y después, llamar a sus padres para tranquilizarlos tras su desaparición. No volvió a hablar con ellos hasta que pasaron dos años, cuando les llamó desde el Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta en el que había terminado después de una travesía llena de penurias y peligros.
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