Cuando España se cerraba a cal y canto el 14 de marzo para parar el avance de la pandemia, los bares y restaurantes de Reino Unido continuaban abiertos confiando la contención del virus a la responsabilidad individual. De aquella imagen de verso suelto que Inglaterra proyectaba en las primeras semanas del confinamiento poco o nada queda ya. A pesar de encabezar el ranking europeo de países con más vacunas administradas por cada 100 habitantes (ya está vacunada con al menos una dosis casi el 30% de la población) y de haber reducido la curva de contagios a niveles no vistos desde inicios de octubre, el Gobierno de Boris Johnson se ha convertido en uno de los más prudentes del continente a la hora de reiniciar la actividad económica.