Una cazadora roja sobresale entre los escombros del número 69 de la calle Nezalezhnoi Ukrainy, en Zaporiyia. De la tercera planta del edificio residencial, golpeado por un ataque ruso con misiles este jueves, solo parecen quedar cascotes, pero un hombre y su familia esperan desde la madrugada frente al piso que tantas veces han visitado. Detrás de esa chaqueta a la que no dejan de mirar, podrían estar su hija, su nuero y su nieta, un bebé de siete meses.