El ritmo de contagio de la COVID-19 ha vuelto a crecer en algunos países de Oriente Medio tras el periodo del ramadán, mientras algunos Estados vacilan entre avanzar en la desescalada para animar la economía y la evidencia de que prácticamente ninguno ha llegado aún al pico de la enfermedad.
Los musulmanes acabaron el 23 de mayo uno de los peores meses de ramadán que recuerdan. Entre restricciones y toques de queda, millones de personas en Oriente Medio pasaron uno de los momentos más críticos para la expansión de la enfermedad por la familiaridad y sociabilidad de las fechas.
Dos semanas después de fin del ramadán, Arabia Saudí se convirtió hoy en el primer país árabe en llegar a 100.000 casos de COVID-19.