El pasado enero, apenas cuatro meses después de formar un nuevo gobierno de coalición de derechas, Suecia asumió la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea por tercera vez desde su adhesión al bloque. ¿El cometido? Fijar la agenda política y dirigir el debate entre los Estados miembros, una tarea de la que pasará a ocuparse España cuando, desde el próximo 1 de julio, ejerza la presidencia hasta finales de año, como marca el sistema de rotación.