Es curioso que el mismo año que Ridley Scott ha sido masacrado por los historiadores (y la crítica) por su versión de Napoleón, el Festival de Cannes haya decidido colocar el día de su inauguración la restauración del Napoleón de Abel Gance de hace casi un siglo. Son dos miradas antagónicas. Ambas ambiciosas, pero mientras que Scott se entrega a un delirio en donde el ejército napoleónico es capaz de dar cañonazos a las pirámides y donde la historia salta a golpes para encajar en una duración aceptable según los cánones comerciales actuales; Gance quiso entregar la mirada más fiel a su historia.