Va para largo, es la impresión en la zona del río Evros, que separa Grecia de Turquía, donde se han congregado en los últimos cinco días muchos miles de refugiados y migrantes con la esperanza de poder pasar a territorio de la Unión Europa.
Grecia ha reforzado sus fronteras, y todos los testimonios de refugiados que han intentado cruzar el río coinciden en que los soldados helenos atrapan a quienes llegan, los someten a malos tratos, les quitan sus pertenencias y los llevan a puntos desde donde han de regresar a Turquía.
Sin embargo, quienes acampan a lo largo del río o incluso en el propio paso fronterizo de Pazarkule en la ciudad de Edirne, ahora cerrado al tránsito, se muestran dispuestos a seguir aguantando, con la esperanza de un cambio en la política de la Unión Europea.
Leer más: La oleada migratoria se empantana en la frontera greco-turca