En 1975 fue una "Marcha verde" (color del islam) y Rabat movilizó a decenas de miles de marroquíes como punta de lanza de su plan soberanista sobre el Sahara Occidental. Este lunes fue una "Marcha azul" (vinieron, sobre todo, por mar) y fueron unos 8.000 los marroquíes quienes pusieron rumbo a Ceuta, como involuntarios arietes de un gesto diplomático con el que Rabat ha querido mostrar a Madrid que tiene la sartén por el mango.
Sin que sea posible establecer una relación causa-efecto directa, parece claro que ese gesto tiene mucho que ver con la acogida humanitaria del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital español desde el pasado 18 de abril.