La mayoría de las miradas siguen fijas en el aeropuerto de Kabul, donde los europeos apuran las horas de las evacuaciones antes de que las tropas estadounidenses recojan el petate y salgan de Afganistán el 31 de agosto. Pero, mientras, por las montañas y carreteras secundarias los refugiados comienzan a agolparse en puntos fronterizos con Pakistán, un país en el que tradicionalmente se han escondido, precisamente, los talibanes de los que ahora huyen los refugiados.
Y, para evitar que esos refugiados lleguen a Europa, la UE ya ha comenzado hablar con el primer ministro paquistaní, Imran Khan.
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