"Idiota", "racista", "sociópata", "estafador"... los ex asesores y ex altos cargos de Trump le han dedicado toda una colección de piropos. El patrón es casi siempre el mismo: entran a trabajar para él y, durante un tiempo, colaboran con sus barbaridades, las defienden públicamente y le ríen todas las gracias. Sin embargo, al poco de dimitir o de leer en Twitter que los han echado, tienen una revelación sobre su (ex) jefe y sienten una irrefrenable necesidad de de compartirla.
Es entonces cuando se sinceran en unas memorias bien pagadas o en una dignísima entrevista en televisión. Cariacontecidos, confiesan que el presidente es esto y aquello, que hay que ver lo mal que hizo lo otro, y que si ellos jugaron un pequeño papel en la trama fue por su alto sentido del deber.