En primavera de 2018 Bill Browder, el hombre que llegó a ser el mayor inversor extranjero en Rusia y que acabó expulsado del país, viajó a España para reunirse con el fiscal anticorrupción José Grinda. "[Iba a] compartir con él pruebas de que el dinero negro relacionado con el asesinato de mi abogado ruso, Serguéi Magnitski, se había usado para comprar propiedades de lujo a lo largo de toda la Costa del Sol".
La reunión estaba prevista a las 11 de la mañana.