España se planta ante la "tomadura de pelo" de la última propuesta de la Comisión Europea para aplicar un tope al precio del gas. Un instrumento que el propio Ejecutivo comunitario reconoce que nunca se habría aplicado en lo peor de la crisis de precios de agosto pasado. Un mecanismo, por tanto, de casi imposible aplicación, que se activaría cuando durante dos semanas se superara el precio de 275 euros en el TTF holandés y, al tiempo, la diferencia con el precio del gas natural licuado internacional superara los 58 euros.