A medida que se extendía el cierre de colegios como medida contra la propagación del coronavirus por el mundo, una pregunta quedaba en el aire y los temores afloraban: ¿qué iba a pasar con aquellos estudiantes, sobre todo los más golpeados por la pobreza, que no cuentan con tecnología ni con una buena conexión para continuar con sus clases a distancia?
Cifras divulgadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) este martes dan cuenta de la magnitud de este obstáculo a escala global. En un momento en que la educación a distancia se ha convertido en la principal alternativa a las clases presenciales para tratar de garantizar la continuidad de la enseñanza en la inmensa mayoría de los países, unos 826 millones de estudiantes no tienen acceso a un ordenador en sus hogares en todo el mundo.