El 24 de febrero parecía que lo difícil era ponerse de acuerdo sobre expulsar a bancos rusos del sistema de pagos SWIFT. Y se consiguió en 48 horas. Pero, dos meses después de la invasión rusa de Ucrania, cuando se han aprobado cinco paquetes de sanciones; el envío de armas bilateral sigue creciendo y los 27 han multiplicado por tres el presupuesto colectivo para armar Ucrania, la UE empieza a mostrar fisuras profundas sobre los pasos a seguir en un conflicto que se está alargando: cómo reforzar las sanciones y cómo responder ante su efecto bumerán.
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