El ataque de Hamás a Israel tuvo una derivada en forma de crisis interna en el seno de la Comisión Europea después de que el comisario húngaro, Oliver Varhelyi, anunciara la suspensión de la ayuda al desarrollo a Palestina, que tiene a la UE como su principal benefactor. El gobierno comunitario le corrigió y descartó la paralización de los fondos, pero anunció una revisión de los proyectos para reasegurarse de que no acaban en manos de Hamás. Una vez realizada la evaluación, Bruselas concluye que no se han desviado fondos y ha dado el visto bueno al 88% de los 331 millones de euros invertidos en los 190 contratos analizados.