El cine de Benito Zambrano siempre ha estado unido a un compromiso que muchas veces se adelantaba al debate social. Cuando Solas se estrenó en 1999, todavía no se hablaba de violencia machista, ni de sororidad, ni de los cuidados. Aquellas dos mujeres eran personajes que el cine no mostraba. Los invisibilizaba. De repente, aquel director sevillano que hasta entonces no sonaba para el público, colocaba en el centro del relato a mujeres reales. Y el público no pudo más que rendirse. También los premios. Fue la revelación del año y acabó con cinco premios Goya, entre ellos el de Mejor dirección novel, Mejor guion y el galardón a sus tres intérpretes, María Galiana, Ana Fernández y Carlos Álvarez-Novoa.
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