Hace treinta años, por estas fechas, en unos estudios situados en el Barrio del Lucero se terminaba de grabar uno de los discos más importantes de lo que se llamó Nuevo Flamenco; una corriente autóctona que debía su influencia al mestizaje del flamenco con otras músicas, pero sin perder su esencia.
De esta manera, pinceladas de rock, blues o salsa venían a colorear los patrones rítmicos de nuestra música más jonda. Grupos como Pata Negra o Ketama fueron pioneros de dicha corriente. De la primera escisión del grupo Ketama salió Ray Heredia dispuesto a pasar a la Historia del Flamenco con mayúsculas.