Amanece en una playa paradisiaca y graznan las gaviotas que surcan el cielo anaranjado. Cuerpos jóvenes, posiblemente resacosos, se despiertan perezosamente, hasta que suenan los primeros acordes y una guerra de almohadas los desvela del todo. Así empieza Cuando calienta el sol (1987), una de las canciones más famosas –y posiblemente bailadas– de Luis Miguel. En ella se celebra el goce y la libertad, la juventud y la belleza. En los cuerpos, que se exhiben casi desnudos, al margen del pudor o el decoro, se registra su pretensión de ser naturaleza presimbólica, anterior a toda forma de ley, norma o autoridad.
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