La vida de Cathy Claret daría para una película. El único impedimento es que ella no tiene ningún interés en revivir los capítulos más oscuros de su infancia. Son pasajes traumáticos que ha logrado olvidar tras muchos años. “Lo he pasado muy mal, muy mal, muy mal… Y me pesa. Durante mi infancia no hubo un día que no durmiese con una bola de dolor aquí”, asegura señalando el estómago con la mano entreabierta, con un leve gesto de incomodidad, como si la dolencia no hubiese remitido del todo.
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