Cuando se estrenó Frozen no tardaron en salir teorías que apuntaban a que Elsa, la protagonista con poderes para congelar las cosas, era la primera princesa lesbiana de Disney. El hecho de que no hubiera un príncipe azul para asistirla, su actitud empoderada y ese himno llamado Let it go (que muchos leyeron en clave queer) fueron suficientes motivos para alimentar la leyenda urbana. Por supuesto Disney no dijo nada ni lo confirmó en su secuela. De momento, las niñas siguen sin tener una princesa que no cumpla con el canon de la heterosexualidad más normativa.