“Me desperté por causalidad a las tres de la madrugada y me di cuenta de que había demasiada luz para esa hora. Me levanté, me asomé y vi que mi coche estaba ardiendo. Salí corriendo y traté de apagar el fuego. Los bomberos me dijeron después que cinco minutos más tarde y ni yo ni mis padres estaríamos vivos”. Ferat Koçak (Berlín, 1979) lo ha contado innumerables veces, pero cuando recuerda lo que pasó aquella noche de febrero de 2018, en la que se encontraba en casa de sus padres, el gesto se vuelve serio y la mirada se pierde hacia un punto en el horizonte como si estuviera volviendo a ver esa escena.