
“El dólar es nuestra divisa, pero es vuestro problema”. La lapidaria frase lanzada por el secretario del Tesoro John Connolly durante la emblemática Administración Nixon que lapidó el patrón oro y proclamó el reinado del billete verde, siempre está en boga. Con independencia de si la divisa estadounidense exhibe músculo o flaquea en su valor frente a otras monedas del planeta, como era el caso en 1971, cuando pronunció su maleficio monetario.
Más de medio siglo después, su profecía sigue latente y resuena especialmente en periodos de fuertes marejadas como la actual, con vientos de nueva Guerra Fría y la mayor afrenta contra el dólar, a la que ha dado carta de naturaleza el cada vez más poderoso BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).