Rodrigo Rato y Figaredo, el todopoderoso vicepresidente económico de José María Aznar, se sentó este miércoles (de nuevo) en el banquillo de los acusados. Y, ante el tribunal que le juzga por la fortuna que amasó mientras estaba en el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), mantuvo por momentos una actitud desafiante. Primero, rechazó contestar a las preguntas de la fiscal anticorrupción, a la que acusó de haber montado una “fabulación”; y, después, cargó contra los funcionarios que han investigado su ingente patrimonio.