Las elecciones europeas son ignoradas por la mayor parte de la población portuguesa (un 69% de abstención). Pero, incluso con esa limitación, el tercio de la población que ha votado ha confirmado el hundimiento electoral de las distintas derechas que, desde 2015, han perdido representatividad: el principal partido de la derecha, el PSD, ha logrado cerca del 22%, el peor resultado de su historia, a un 11% de distancia del PS, el partido del Gobierno, que ocupa el centro del espectro político. Las izquierdas mantienen cerca del 16%, debido a que el Bloco de Esquerda ha duplicado sus resultados. Así, estos resultados confirman el apoyo popular mayoritario a los acuerdos establecidos hace cuatro años entre el PS y los partidos a su izquierda, el llamado Gobierno de la jerigonza, así como el rechazo al regreso a las políticas de austeridad.
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