"Puedes bajar. Aquí, ya no están los soldados malos. Estos son buenos". Alona anima a su hijo a salir de una furgoneta recién aparcada en los alrededores de un centro comercial de Zaporiyia. Varios carteles fijados en los cristales avisan de que en su interior viajan civiles. A su lado, una mujer vestida de rosa rompe a llorar cuando sale del coche en el que ha escapado de las localidades ocupadas del sur del país.
Este sábado, lograron pisar un lugar en el que se sienten seguros, después de semanas en busca de una vía para escapar de ciudades controladas por las fuerzas del Kremlin, donde escasea el acceso al agua y los alimentos.