A principios de enero, Nikki Haley bromeó durante un mitin en New Hampshire con el papel del estado en las primarias republicanas. “Ya sabéis que Iowa empieza. Ya sabéis que vosotros lo arregláis”, dijo despertando risas entre la audiencia. “Y después mi querido estado de Carolina del Sur remata”, comentó sobre su estado natal y del que fue gobernadora.
Haley estaba intentando dorar la píldora a votantes acostumbrados a tener más poder que el resto del país en la selección del aspirante a la Casa Blanca y que suelen estar en competición con Iowa, que celebra los primeros caucus, una votación más informal a través de asambleas pero también cada vez más parecida a las primarias en el caso de los republicanos.
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