Que Israel va a responder al ataque realizado por Irán el sábado pasado no plantea duda alguna. De hecho, cabe suponer que cuando Benjamín Netanyahu ordenó el ataque a la sede consular iraní en Damasco, el 1 de abril, era sobradamente consciente de que Teherán no iba a asumir pasivamente el golpe. Es más, Netanyahu estaría hoy muy decepcionado si el bombardeo iraní no se hubiera producido, porque habría echado por tierra su plan.