La diplomacia internacional trabaja a contrarreloj para introducir ayuda humanitaria en Gaza pero Israel no cede

Después de diez días de conflicto entre Israel y Hamás, y cuando los suministros básicos se agotan en la franja de Gaza, la diplomacia internacional, encabezada por Estados Unidos, ha intensificado su actividad para aliviar el sufrimiento de los civiles palestinos y también para evitar que la violencia se extienda a otros puntos calientes de Oriente Medio –sin resultados, de momento?.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, regresó este lunes a Israel después de una gira por los países árabes aliados de Washington, que pueden jugar un papel en la actual crisis, aunque varios se han distanciado y algunos amigos de EEUU se han mostrado incómodos después de que la Casa Blanca haya dado luz verde a Israel tras el ataque de Hamás del pasado día 7.

En Arabia Saudí, por ejemplo, el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, hizo esperar a Blinken varias horas antes de recibirlo, según el periódico The Washington Post, e insistió en la necesidad de poner fin a los bombardeos y al bloqueo sobre Gaza.

Ayer, en un encuentro con el primer ministro Benjamín Netanyahu, Blinken volvió a reiterar la postura de su Gobierno. "Subrayó su firme apoyo al derecho de Israel a defenderse del terrorismo de Hamás y reafirmó la determinación de EEUU de suministrar al Gobierno israelí lo que necesite para proteger a sus ciudadanos", según un portavoz del Departamento de Estado.

A pesar de que Blinken y el propio presidente Joe Biden han defendido esa postura, su discurso ha cambiado en los pasados días, en los que la situación en la franja ha degenerado tras el bloqueo total impuesto por Israel y después de que su Ejército pidiera a los habitantes del norte de Gaza que evacuaran toda la zona septentrional y se fueran al sur de Wadi Gaza. Biden incluso se ha mostrado contrario a una nueva ocupación de la franja por Israel.

Para lograr un cierto equilibrio entre su apoyo incondicional a Israel y sus relaciones con los demás actores regionales, la actual misión de Blinken es asegurar un corredor humanitario para que entre a Gaza la ayuda, desde la frontera con Egipto, y salgan los residentes de la franja extranjeros o que tienen doble nacionalidad, incluidos estadounidenses.

El domingo, Blinken se había marchado de El Cairo convencido de que la ayuda entraría a Gaza al día siguiente, pero el lunes el Gobierno de Netanyahu negó que hubiera un acuerdo para un alto el fuego y la apertura de un corredor seguro, causando la indignación de Egipto, que está presionando para introducir suministros a Gaza, antes de que sea demasiado tarde y los palestinos salgan de la franja en busca de víveres –como ya ocurrió en 2008, cuando, desesperados, echaron abajo la valla que separa los dos territorios?.

La entrada de ayuda humanitaria a Gaza es una condición innegociable para el presidente egipcio, Abdelfattah Al Sisi, que durante su reunión trasladó a Blinken su rechazo absoluto a la idea de que los gazatíes sean desplazados a Egipto, tal y como EEUU e Israel llegaron a sugerir la semana pasada. El Cairo ha puesto a disposición de la comunidad internacional el aeropuerto de Al Arish, el más cercano a la frontera con Gaza, para recibir la ayuda humanitaria que debería ser distribuida en la franja por las organizaciones que trabajan en su interior.

El ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shukry, aseguró ayer que su país está “completamente dispuesto a enviar la ayuda y a facilitar la salida de los extranjeros”, en una rueda de prensa junto a la ministra de Exteriores de Francia, Catherine Colonna, quien también está participando en las negociaciones para ese corredor humanitario, una posibilidad que parecía inminente el lunes a primera hora pero se fue dilatando a lo largo del día, hasta esfumarse a última hora.

Cientos de toneladas de ayuda humanitaria, enviada por países como Jordania y Turquía, y organismos como la Organización Mundial de la Salud se han ido acumulando y esperan en territorio egipcio para ser entregados más pronto que tarde en Gaza, donde se está acabando el agua potable, las medicinas y el combustible para alimentar los generadores eléctricos, tal y como ha alertado la ONU. "Estamos esperando luz verde para que la ayuda entre y decenas de voluntarios están listos" para distribuirla, afirmó un representante de la Media Luna Roja en esa zona a la agencia de noticias Reuters.

La Unión Europea ha anunciado que también enviará ayuda humanitaria a través de un "puente aéreo" con Egipto, lo cual aumenta la presión sobre Israel, que aún no ha dado su visto bueno a la entrada de ayuda a Gaza. La UE ha detallado que los primeros dos vuelos rumbo al noreste de Egipto saldrán esta semana, con material a bordo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que incluye medicinas y kits de higiene personal.

Por su parte, el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, ha agradecido a Blinken su ayuda en las "conversaciones con Egipto, Israel y otros" para el acceso de la ayuda humanitaria a través de Rafah que –ha explicado– iría destinada a las personas que viven en el sur de la franja y a los 600.000 gazatíes que se han desplazado desde el norte. El paso fronterizo se sitúa en el sur de la franja, hacia donde se han dirigido muchas familias con la esperanza de poder cruzar a territorio egipcio en algún momento.

Otro de los objetivos de la maquinaria diplomática que se ha puesto en marcha en Oriente Medio es evitar que el conflicto se extienda a otros países de la región, con especial atención puesta en Líbano, en cuya frontera con Israel se han repetido los intercambios de fuego entre el Ejército israelí y el grupo chií Hizbulá –que ha amenazado con intervenir si Israel continúa bombardeando y matando a los gazatíes, más de 2.800 hasta el momento?.

Este lunes, el movimiento armado libanés ha mostrado en un vídeo cómo sus francotiradores han destruido las cámaras de vigilancia israelíes, situadas al otro lado de la frontera libanesa. También ha asegurado que ha alcanzado un tanque israelí con misiles teledirigidos y ha atacado al menos cinco puntos en territorio israelí, causando bajas, según un comunicado de Hizbulá. A su vez, Israel ha respondido con artillería hacia el origen de los disparos, pero ha afirmado que no se han producido víctimas en sus filas.

Para que sus tropas puedan operar más libremente y para salvaguardar la vida de los civiles, las autoridades israelíes han ordenado la evacuación de los residentes de 28 comunidades situadas a menos de 2 kilómetros de la frontera con Líbano y han declarado zona militar el área hasta 4 kilómetros desde la línea azul, establecida por la ONU en 2006 para poner fin a las hostilidades entre Israel y Hizbulá en el verano de ese año.

"Hemos aumentado nuestras fuerzas en la frontera norte y respondemos agresivamente a cualquier actividad contra nosotros", ha afirmado el portavoz del Ejército israelí, el contralmirante Daniel Hagari, prometiendo que si Hizbulá pone a prueba a las tropas israelíes “la reacción será mortal”. Según Hagari, EEUU “está dando todo su respaldo" a la actuación de Israel también en el frente norte.

Allí se han producido 17 muertos en los pasados diez días: cinco israelíes (cuatro soldados y un civil) y 12 en territorio libanés, incluyendo tres civiles (uno de ellos, un reportero de la agencia Reuters), cuatro miembros de Hizbulá y cinco integrantes de milicias palestinas, que tienen su base en Líbano.

Mientras, el débil Gobierno libanés ha tratado de distanciarse de los actos de Hizbulá, para evitar ser arrastrado a un conflicto que acabaría hundiendo definitivamente el país sumido en una grave crisis económica y política. El primer ministro en funciones, Nayib Mikati, afirmó este lunes que está manteniendo contactos para evitar que el Líbano se vea envuelto en la guerra entre Israel y Hamás, pero reconoció que es imposible "predecir lo que pueda ocurrir". Mikati confirmó contactos con el secretario general de la ONU, António Guterres, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, además de con Estados Unidos, Italia, Reino Unido y Canadá, entre otros.

La ministra de Exteriores francesa hizo una parada este lunes en Beirut, después de su visita a Egipto, y afirmó: "El Líbano debe hacer todo lo posible para mantenerse al margen y no verse arrastrado en una espiral, en caso de que se produzca. Pero, sobre todo, debe evitar que se produzca". 

Lo que más preocupa a nivel internacional no es sólo el estallido de un nuevo conflicto entre Israel y Hizbulá, sino que Irán intervenga a favor de la milicia chií, a la que apoya política y materialmente. Desde Teherán han llegado varias advertencias tras el comienzo de la campaña de bombardeos en Gaza y este lunes el portavoz del Ministerio de Exteriores, Nasser Kanaani, ha afirmado que “la resistencia regional no va a mirar hacia otro lado frente a los crímenes sionistas”.

Precisamente, Irán, junto con Hizbulá, Hamás y otros enemigos de Israel, se hacen llamar el ‘eje de la resistencia’. Con representantes y apoyos de ese eje se reunió el ministro de Exteriores iraní, Hussein Amir Abdolahian, durante una gira que el pasado fin de semana le llevó a Iraq, Siria, Líbano y Qatar. Desde Doha, donde tienen su base algunos líderes políticos de Hamás, Amir Abdolahian afirmó que el conflicto entre Israel y Palestina podría extenderse por la región si Israel continúa con los ataques “contra el indefenso pueblo de Gaza”. Su portavoz ha destacado posteriormente que los aliados de Israel tienen la misma responsabilidad que el “régimen sionista”, señalando de forma indirecta a EEUU, también enemigo acérrimo de Teherán.

Hasta ahora, la Casa Blanca no ha querido tensar la situación ni apuntar directamente a Irán y, en la entrevista a la cadena de televisión CBS, Biden afirmó que “no hay evidencia clara” de que Irán está detrás del ataque que Hamás lanzó contra Israel el día 7 de octubre, en el que murieron unas 1.300 personas, la mayoría civiles. El mandatario sí quiso destacar que “Irán apoya constantemente a Hamás y Hizbulá”, ambos considerados grupos terroristas por Washington.

El Gobierno de Netanyahu no evita la confrontación y no cesa en su empeño de vincular a todos sus adversarios que –según el primer ministro– representan una amenaza existencial para el Estado judío: "Hamás es parte del eje del mal de Irán, Hizbulá y sus secuaces. Buscan destruir el Estado de Israel y asesinarnos a todos. Quieren devolver a Oriente Medio al abismo del fanatismo bárbaro de la Edad Media, mientras que nosotros queremos llevar a Oriente Medio a las alturas del progreso del siglo XXI".