El primer ministro luso, António Costa, llamó hoy a superar las diferencias políticas en la negociación del plan de recuperación para reflotar las economías de la zona euro tras el covid-19, una propuesta que, en su opinión, no es "un cheque en blanco" pero tampoco "una troika".

El problema para su aprobación, apuntó Costa en un encuentro con corresponsales extranjeros, no estriba solo en detalles técnicos sino en la voluntad política de los estados miembros.

"Cada país diseña su propio proyecto de recuperación", agregó, "es un mecanismo de gestión responsable de los fondos, y esto es absolutamente esencial para generar la confianza de todos".

"Tengo confianza en que podamos superar los problemas que todavía existen y encontrar una propuesta que me parece equilibrada, oportuna y necesaria para el futuro de Europa", agregó en un encuentro con corresponsales extranjeros en Lisboa.

"Estamos hablando de un presupuesto de 750.000 millones de euros, no es un cheque en blanco", afirmó.

La aprobación de este plan, el más ambicioso planeado por la UE para sacar a la economía europea de la recesión provocada por el Covid-19, no puede "dilatarse", insistió Costa.

El plan, que comenzará a negociarse el próximo día 19, prevé la distribución de fondos entre los estados miembros a través de los programas del presupuesto hasta 2024, con una partida de 500.000 millones que se canalizarían en forma de subvenciones a fondo perdido y otros 250.000 millones en préstamos.

Las diferencias entre los socios comunitarios se centran en la proporción de las subvenciones, los criterios de reparto del dinero y las condiciones de acceso al Fondo de Recuperación así como el presupuesto plurianual.

Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia se muestran más escépticos frente al área mediterránea, Francia, España, Italia, Portugal, los más conformes con la propuesta.