El crucero australiano Greg Mortimer, que se encontraba varado a 20 kilómetros de la costa uruguaya y con buena parte de su pasaje afectado por el COVID-19, atracó este lunes en el puerto de Montevideo a la espera de la evacuación de su tripulación.

Los casi 90 tripulantes, que llevan semanas aguardando una solución a su situación, descenderán este martes del buque, debido a que en su interior avanzan los contagios y después de que el Gobierno uruguayo tomase la decisión de evacuarlos y alojarlos en hoteles de Montevideo para que pasaran la cuarentena.

En el buque, que arribó al puerto por tercera vez desde el 31 de marzo, cuando llegó a aguas uruguayas, permanecen 87 tripulantes y, hasta el momento, son 37 las que cursan la enfermedad, según fuentes oficiales.

El práctico del Puerto de Montevideo, Andrés Recoba, dijo a la prensa allí presente que todo se llevó a cabo de manera normal, salvo el "condimento del virus".

"Fuimos en nuestra lancha, embarcamos a unos 20 minutos de escollera ya equipados y ahí me condujeron al puente", aseguró Recoba, quien describió que la tripulación estaba en calma, todos protegidos y "muy callados".

Este sábado, el canciller uruguayo, Ernesto Talvi, explicó que la decisión de evacuar a los tripulantes se debe a que la cantidad de infectados hace que el buque no esté listo para emprender viaje hacia su destino, Islas Canarias (España), y así se lo hizo saber el gobierno a la empresa australiana Aurora Expeditions para que esta encontrara alguna solución a los trabajadores.

Hasta el momento, y a través de "corredores humanitarios", 126 pasajeros del buque retornaron a sus países en sendos vuelos médicos que partieron el 10 y 15 de abril, y que llevaron 112 personas a Australia y 14 a Estados Unidos, Canadá y varios países europeos.

El crucero Greg Mortimer partió de Ushuaia (Argentina) hacia las Islas Canarias y llegó a Montevideo cuando uno de sus ocupantes, el primero que debió ser evacuado, el 31 de marzo, tuvo problemas físicos y ninguna otra autoridad cercana permitió el desembarco en sus costas.

Desde ese momento, el buque se encuentra en una "zona de servicios", donde reciben servicio de salud y abastecimiento.

El pasado 17 de abril, un tripulante filipino de 48 años falleció en Montevideo tras ser ingresado a un centro médico por problemas respiratorios.