"Estoy listo para empezar a beber", dijo Bong Joon Ho al recoger el que pensaba que sería su último Oscar en esta 92 edición de los premios de la Academia. Después de imponerse sobre las demás películas internacionales -incluido sobre un Almodóvar que entendió que no hay dolor cuando uno se pasea glorioso por la alfombra roja de Hollywood- y haberse alzado en Mejor guion original, el director surcoreano dio por finalizado su periplo norteamericano.
Pero los tragos tuvieron que esperar, porque su labor tras las cámaras de Parásitos le ha hecho merecedor de los galardones más importantes de la noche: Mejor dirección y Mejor película.
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