Los llamaban de muchas formas. Su nombre oficial era centro de Nuestra Señora de la Almudena, aunque todo el mundo lo conocía como la maternidad de Peñagrande. Sin embargo, en secreto se decía otro término, el de “reformatorio para niñas díscolas”. Aunque todavía fuera un eufemismo, este se acercaba algo más a lo que ocurría dentro de este edificio, uno de los muchos que el Franquismo dedicó para que fueran las jóvenes embarazadas, casi todas de clases desfavorecidas.