El 17 de octubre de 2014 llenamos el Auditorio de Conde Duque de lectores de poesía que vinieron a escuchar a Rafael Cadenas, ya entonces sentenciamos “algún día Cadenas será Premio Cervantes”, con la inocente seguridad que manifiestan los que creen que belleza y justicia deben ir de la mano siempre. Ese día le preguntaron qué le sugería la palabra Venezuela, y él sentenció: “Me hace falta”.
La frase provocó un dilatado suspiro que casi trescientos asistentes al recital soltaron al unísono, un coro perplejo de escritores y artistas, transterrados desde hacía décadas, o directamente en el exilio, aprehendieron las palabras del poeta como un aliento de desesperada nostalgia.