En mayo de 1936 salió bien. La unidad venía fraguándose desde hacía un año. Era un momento histórico en el que se fundaba el partido fascista francés, proliferaban las ligas ultras, y ya se había producido una intentona golpista de derechas en París –la conocida como crisis de febrero de 1934–.
Era un tiempo en el que Benito Mussolini llevaba en el poder en Italia desde 1922; Adolf Hitler había accedido a la cancillería alemana en 1933; y en España se avecinaba el golpe franquista que derivó en una Guerra Civil de tres años (1936-1939) y en una dictadura de cuatro décadas (1939-1975).