La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Irán ha deparado la victoria inapelable de Masud Pezeshkian. Un político prácticamente desconocido tanto en el interior como en el exterior del país hace tan solo dos meses, al que muchos medios han colocado de inmediato las etiquetas de moderado y reformista, dando por supuesto que su llegada supondrá un significativo cambio en la orientación política de Irán. La historia reciente y la estructura del poder en Teherán no permiten imaginar que algo así vaya a suceder.