La semana pasada, decenas de miles de israelíes volvieron a salir a las calles de Tel Aviv y de varias ciudades del país por decimosexto sábado consecutivo para unirse a las protestas más multitudinarias que se viven en Israel desde el verano de 2011. Entonces, centenares de miles de los llamados indignados exigieron durante semanas más "justicia social" tras el desmesurado aumento del coste de la vida, especialmente de la vivienda, que continúa siendo un derecho inalcanzable para muchos ciudadanos, sobre todo para los telavivim o residentes de Tel Aviv, la tercera ciudad más cara del mundo –solo por detrás de Nueva York o Singapur–, según el último índice mundial del coste de la vida publicado por The Economist.
Leer más: Netanyahu paga en las encuestas y en la economía el intento de asalto judicial en Israel