“Barça, stop Limak, ¡salva la naturaleza!”, “¿Qué harás, Barcelona? ¿Le meterás este gol al futuro?”, rezan los carteles de una protesta organizada por un partido de izquierda turca en pleno agosto en el centro de Barcelona. Los manifestantes intentan enviar un mensaje al presidente del Barça, Joan Laporta, para alertarlo de que un desastre ecológico que ocurre en Turquía está conectado directamente con el club blaugrana.
La carta lo describe claramente: la empresa turca Limak, que ganó la adjudicación para renovar el Camp Nou presentando la remodelación como un proyecto sostenible, es un holding gigante que está destruyendo un bosque centenario en el sur de Turquía.