Hace siete años, el apretón de manos entre el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño ‘Timochenko’, marcaba el final de más de 50 años de guerra con la guerrilla más antigua de América Latina.
Fuera de Colombia muchos lo interpretaron como el final del conflicto armado, pero solo era el principio del fin. En 2022, Gustavo Petro fue elegido presidente con el objetivo de lograr la “paz total”: conseguir que abandonen la violencia los numerosos grupos armados ilegales que siguen activos y acabar con el conflicto que desangra Colombia desde mediados del siglo XX.
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