Un mar de encinas centenarias rodea Retortillo, un pueblo salmantino de menos de 200 habitantes y sólo tres niños en la escuela, claro ejemplo de la España vaciada que está dispuesta a agarrarse a un clavo ardiendo para evitar que sus habitantes sigan marchándose a buscar trabajo fuera.
El clavo ardiendo ha llegado a Retortillo y su vecina Villavieja de Yeltes en forma del proyecto de construcción de una mina de uranio a cielo abierto, una planta de tratamiento del mineral extraído y un espacio de almacenamiento de residuos, que daría trabajo a la población de la zona durante unos diez años.
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