"Tanto desde el punto de vista político como desde el punto de vista del urbanismo, Roma perdura como una significativa lección de lo que hay que evitar". Con esta sentencia, el interdisciplinar y heterodoxo pensador Lewis Mumford, cuyas aportaciones revolucionaron durante el siglo XX la historia de las transformaciones urbanas, advertía en los años setenta de las "señales clásicas de peligro" que, de acuerdo a los avatares que había atravesado el Imperio Romano, permitirían determinar "cuándo la vida se mueve en dirección equivocada". Aspectos como la masificación "asfixiante", la degradación de las condiciones de vida urbana, la explotación de territorios y el crecimiento de la especulación conducirían a una decadencia –"la Necrópolis está próxima", proclamaba– que, sin embargo, puede ser evitada.
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