En Sudán fue el pan. En Irán, la subida del precio de la gasolina. En Líbano fue una tasa al uso de WhatsApp y en Chile, el billete del metro. 2019 ha estado marcado por multitudinarias protestas en diferentes rincones del mundo. El descontento responde a un cúmulo de causas muy diversas y complejas, pero a muchos de estos estallidos sociales les une un mismo hilo: un chispazo de desigualdad ante el que la gente dijo basta.
El pan, la gasolina, el WhatsApp o el metro fueron la chispa. La razón de fondo, un coste de la vida cada vez mayor y condiciones económicas muy deterioradas.