El pacto a Washington derechos para explotar recursos naturales en el país en guerra, entre ellos aluminio, grafito, petróleo y gas natural
Del acuerdo en “24 horas” que vendió Trump a la “tregua” efímera de Putin: qué pasa con las negociaciones sobre Ucrania
Estados Unidos y Ucrania han firmado finalmente un acuerdo para la explotación de los minerales ucranianos. El pacto, que el Departamento del Tesoro de EEUU califica como una “colaboración económica”, otorga a Washington derechos para explotar recursos naturales en el país en guerra.
A última hora de la tarde, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, anunció la firma del pacto. “Gracias a los incansables esfuerzos del presidente Donald Trump para garantizar una paz duradera, me complace anunciar la firma del histórico acuerdo de colaboración económica entre Estados Unidos y Ucrania. Este acuerdo establece el Fondo de Inversión para la Reconstrucción de Estados Unidos y Ucrania, con el objetivo de acelerar la recuperación económica de Ucrania. La seguridad económica es seguridad nacional”, declaró Bessent en un comunicado.
El acuerdo entre ambos países, según detalla el comunicado del Tesoro, tiene como objetivo “trabajar de forma colaborativa e invertir conjuntamente para garantizar que nuestros activos, talentos y capacidades comunes puedan acelerar la recuperación económica de Ucrania”.
La ministra de Economía de Ucrania, Yulia Svyrydenko, quien voló este miércoles a Washington para ultimar los detalles del acuerdo, también confirmó la firma del texto. “En nombre del Gobierno de Ucrania, firmé el Acuerdo para el Establecimiento de un Fondo de Inversión para la Reconstrucción entre Estados Unidos y Ucrania. Junto con Estados Unidos, estamos creando un fondo que atraerá inversiones globales a nuestro país”, escribió Svyrydenko en una publicación en X.
En la misma publicación, la ministra explicó los puntos principales del acuerdo, entre los que destaca que Ucrania “no contrae ninguna deuda obligatoria con Estados Unidos”. Trump había exigido a Kiev la firma de un acuerdo de explotación como contrapartida al apoyo militar prestado durante los tres años de guerra. En el primer intento de formalizar el acuerdo, Washington pretendía que Ucrania reconociera los envíos de armas y demás asistencia como una deuda, aunque Zelenski ya había dejado claro que no aceptaría un acuerdo en esos términos.
Además, el pacto “cumple con la Constitución y mantiene el rumbo de integración europea de Ucrania”, despejando así las dudas sobre su futuro dentro de la UE, después de que el presidente estadounidense afirmara que Ucrania debería renunciar a su aspiración de ingresar en la OTAN para alcanzar un acuerdo con Rusia.
Según explicó la ministra, todos los recursos terrestres y marítimos seguirán siendo propiedad de Ucrania, y será “el Estado ucraniano el que determine qué y cómo se extrae”. Asimismo, el acuerdo no “altera los procesos de privatización ni afecta a las empresas estatales, que seguirán siendo ucranianas”.
El fondo de inversión conjunto entre Estados Unidos y Ucrania, previsto en el borrador inicial, queda estructurado con una participación del 50/50, y “ninguna de las partes tendrá un voto dominante”. La ministra ucraniana explicó que el fondo se financiará “exclusivamente con nuevas licencias”.
“Concretamente, se destinará al fondo el 50% de los ingresos procedentes de nuevas licencias en el ámbito de los materiales críticos, el petróleo y el gas —generados tras la creación del fondo—”. Estados Unidos contribuirá económicamente al fondo de inversión y, además de la financiación, deberá proporcionar nueva asistencia, como sistemas de defensa aérea para Ucrania. Aunque este último punto no constituye un compromiso formal de garantías de seguridad, sí ofrece a Zelenski una esperanza de continuar recibiendo apoyo militar.
La firma del acuerdo llega tras los primeros 100 días del gobierno de Donald Trump y pocos días después de que Rusia lanzara uno de los ataques más graves sobre Kiev en los últimos meses. Fue entonces cuando el presidente publicó en Truth Social un mensaje en el que exclamaba: “Vladímir, STOP”. Trump tomó así distancia de Putin y urgió, una vez más, a poner fin a la guerra, aunque la presión sigue recayendo sobre Ucrania: tanto el secretario de Estado, Marco Rubio, como el vicepresidente, JD Vance, han advertido de que Estados Unidos abandonará la mesa de negociación si no se cierra pronto un acuerdo de paz.
El secretario del Tesoro declaró lo siguiente tras la firma del acuerdo sobre los minerales: “Este acuerdo envía un mensaje claro a Rusia: la Administración Trump está comprometida con un proceso de paz centrado en una Ucrania libre, soberana y próspera a largo plazo. (…) Ningún Estado ni individuo que haya financiado o abastecido la maquinaria de guerra rusa podrá beneficiarse de la reconstrucción de Ucrania”.
Después de la firma, el Parlamento de Ucrania debe aprobarlo. Según el Financial Times, muchos diputados, incluidos algunos del partido gobernante, han expresado su preocupación y han dicho que no votarán a favor de un mal acuerdo.
A Trump, al que le gusta sacar pecho de sus destrezas como negociador, ha expresado su frustración por el ritmo de las conversaciones para el fin de la guerra. En su acercamiento a Vladímir Putin, ha visto en el acuerdo de minerales una forma de empujar a Zelenski hacia negociaciones de paz más amplias.
Pero, ¿por qué le interesan tanto a Trump los recursos ucranianos? Muchos miran a China, a quien ha declarado la guerra comercial, y recuerdan que Estados Unidos depende en gran medida de ella para las importaciones de los minerales que necesita. Un 70% de las tierras raras que consume EEUU provienen del gigante asiático, cifra que alcanza el 92% en el caso de los elementos pesados, utilizados en sectores estratégicos como la defensa y la industria de alta precisión, según el diario estadounidense Washington Post.
No obstante, algunos expertos han indicado que, dadas las condiciones logísticas sobre el terreno, es improbable que los activos ucranianos puedan reducir la dependencia de China a corto y medio plazo.