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Las negociaciones entre Rusia y EEUU para un alto el fuego en Ucrania se encallan ante la impaciencia de Trump

Las negociaciones entre Rusia y EEUU para un alto el fuego en Ucrania se encallan ante la impaciencia de Trump

El presidente norteamericano exige a Rusia que actúe ante “miles de muertos cada semana”, mientras el Kremlin pide “no esperar ningún avance” y mantiene la estrategia de dilatar las conversaciones

Tras semanas de estancamiento en las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos sobre Ucrania, este viernes Vladimir Putin se ha encontrado en San Petersburgo con el emisario de Donald Trump, Steve Witkoff. No se ha hecho público ningún acuerdo después de más de cuatro horas de reunión.

La Casa Blanca la ha calificado como “un paso más hacia un alto el fuego y un acuerdo definitivo”, mientras que el gobierno ruso se ha limitado a informar que “se ha discutido sobre Ucrania”. Una vez más, sin Ucrania.

“No hay que esperar ningún avance”, ya advertía antes de la cita Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, siempre dispuesto a descafeinar cualquier expectativa. Putin se mantiene fiel a la estrategia de diluir las perspectivas de avances de los estadounidenses en Ucrania, a la vez que espolea los contactos diplomáticos y comerciales con el objetivo de recuperar las relaciones bilaterales.

Witkoff ha aterrizado en San Petersburgo poco antes de las nueve de la mañana hora española y, al igual que hizo en la anterior visita del enviado especial de Trump a Moscú, el presidente ruso no lo ha recibido hasta casi las cinco de la tarde. Antes ha participado en una reunión sobre el desarrollo de la Marina. Es el tercer encuentro entre ambos en los últimos dos meses y la primera vez que las cámaras los captan juntos. Previamente habían coincidido el 11 de febrero y el 13 de marzo, cuando el presidente ruso le entregó un cuadro con un retrato de Donald Trump. En esta ocasión les han acompañado dos figuras claves del equipo negociador ruso, el asesor presidencial Yuri Ushakov y el director del Fondo de Inversión Directa, Kirill Dmitriev, que en X ha descrito las conversaciones como “productivas”.

Este viernes el líder norteamericano ha vuelto a insistir a Putin que tiene que frenar los ataques en Ucrania. “Rusia debe actuar. Demasiada gente está muriendo, miles cada semana, en una guerra terrible y sin sentido”, ha escrito en Truth Social, el mismo día en que ha trascendido que podría ordenar nuevas sanciones contra Rusia si no se alcanza un alto el fuego a finales de mes, tal y como informaron fuentes a Axios. Anteriormente, Trump ya había dado síntomas de impaciencia. Primero, según la NBC, se “enfadó” cuando Putin cuestionó la legitimidad de Zelenski y amenazó con aranceles del 50% al petróleo ruso si ponía reparos al cese de las hostilidades. Después dijo estar descontento con los lanzamientos de misiles rusos contra ciudades ucranianas. “Están bombardeando como locos”, lamentó.

En los últimos días, el ejército ruso ha atacado intensamente poblaciones como Krivói Rog, donde el pasado viernes lanzó un ataque con misiles que mató a 20 personas, nueve de ellas niños, e hirió a otras 75. También ha mantenido la lluvia diaria de drones. Desde que empezaron las conversaciones con Estados Unidos, el 18 de febrero, Rusia ha aumentado un 52% los ataques con drones contra Kiev, según una investigación de The Telegraph a partir de la información pública del mando de las fuerzas aéreas ucranianas.

Antes de que Washington y Moscú restablecieran las relaciones, el ejército ruso lanzaba 101 drones al día de media contra objetivos ucranianos, mientras que, desde entonces, la cifra ha aumentado hasta 154. Es más, cinco días después de la primera reunión en Arabia Saudí, el 23 de febrero, la víspera del tercer aniversario de la invasión y el Día del Defensor de la Patria, Rusia envió el mayor número de drones en un solo día desde el inicio de la guerra, 267.

Además, el think tank estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) señala que Moscú no sólo ha incrementado el número de ataques recientemente, sino que también ha perfeccionado su eficacia. Ahora utiliza “drones de largo alcance” y está experimentando constantemente con “diferentes combinaciones de bombardeos” para burlar más fácilmente el paraguas de defensa aérea ucraniano.

Zelenski, que ha recordado que se cumple un mes de la propuesta de alto el fuego de Kiev y Washington, se quejó el lunes de la inacción estadounidense frente a esta escalada. “Ucrania aceptó la propuesta de un alto el fuego incondicional y Putin la rechaza”, dijo, y añadió: “Estamos esperando a que Estados Unidos responda: de momento, no ha habido respuesta”.

Más allá de los llamados públicos, Trump no sólo no ha forzado a Putin por la vía de los hechos a aceptar la tregua ante las evidencias de estar obstaculizándola, sino que ha visto cómo el ministerio de Defensa ruso denunciaba día tras día presuntas violaciones del alto el fuego sobre infraestructuras energéticas por parte del ejército ucraniano en un intento de presentar a Zelenski com el verdadero obstáculo para la paz. Unas violaciones de las que el ISW no ha encontrado ninguna prueba y que Kiev siempre ha negado.

Mientras tanto, Putin se ha pasado 10 días desaparecido. Con el mundo pendiente de la guerra comercial desatada por Trump, el líder del Kremlin se ha esfumado de la agenda pública, más allá de los encuentros diarios de perfil bajo que su equipo difunde en vídeos enlatados. El 1 de abril recibió al presidente de los serbios de Bosnia, Milorad Dodik, en busca y captura internacional; al día siguiente, el presidente estadounidense anunció los aranceles universales; y hasta este viernes Putin no ha vuelto a dejarse ver. Es su ausencia más prolongada en todo 2025.

La hoja de ruta del presidente ruso no quiere ruido. Necesita tiempo en el campo de batalla para acabar de expulsar a los soldados ucranianos de las regiones rusas de Kursk y Bélgorod, donde Kiev admitió por primera vez la presencia de sus tropas, al tiempo que se prepara para una nueva ofensiva en las provincias ucranianas de Sumi y Járkov, que deben servirle como moneda de cambio en unas eventuales conversaciones de paz. Paralelamente, entierra bajo condiciones cualquier propuesta de alto el fuego y deja que muera de inanición, como la iniciativa por una tregua en el Mar Negro, de la que ya nadie habla.

La firmeza a la hora de ceder en nada respecto a Ucrania se convierte en solicitud cuando se trata de abordar las relaciones con Estados Unidos. Justo antes del encuentro con Putin en San Petersburgo, Witkoff se había reunido a solas en un hotel de la misma ciudad con Dmitriev, que la semana pasada ya viajó a Washington para encontrarse con el emisario de Trump. Fue la primera visita oficial de un alto funcionario ruso a Estados Unidos desde el inicio de la guerra en Ucrania. Tras esa cita, tal y como publica Reuters de fuentes de la administración norteamericana, Witkoff dijo a Trump que el modo más rápido de conseguir un alto el fuego en Ucrania era entregar a Rusia el control de las provincias de Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia.

Según la CNN, Dmitriev también jugó un papel importante en el intercambio de presos que tuvo lugar este jueves, un nuevo gesto de Putin para contentar a su homólogo. Rusia liberó a Ksenia Karelina, una joven rusoamericana condenada a 12 años de cárcel por haber donado poco más de 50 euros al ejército ucraniano, mientras que Estados Unidos extraditó a un ciudadano ruso-alemán, Artur Petrov, acusado de enviar microelectrónica sensible para uso militar a Rusia.

Este intercambio se acordó en la última reunión entre Putin y Witkoff. Trump agradeció el gesto al presidente ruso y explicó que la directora general de una de las principales organizaciones de lucha libre estadounidense, Dana White, le había pedido ayuda ya que Karelina era la novia de uno de sus luchadores.

Dmitriev ya había sido clave en las negociaciones por el primer intercambio de presos entre Washington y Moscú, en febrero, que precedió al deshielo entre ambos gobiernos. Rusia liberó a Marc Fogel, un profesor estadounidense sentenciado a 14 años por llevar 17 gramos de cannabis encima, y Estados Unidos soltó Aleksander Vinnik, un ciudadano ruso acusado de delitos cibernéticos y fraude con criptomonedas.

Así como el Kremlin despacha con una parsimonia deliberada los asuntos ucranianos por desesperación estadounidense, cuando se trata de las consultas diplomáticas es Washington quien pone el freno ante la prisa de Moscú. Este jueves, en Estambul, las delegaciones rusa y estadounidense no realizaron progresos significativos. De hecho, a juzgar por el comunicado hecho público por el Departamento de Estado, el único adelanto fue el acuerdo para facilitar los pagos bancarios a las misiones diplomáticas y para agilizar sus visados. 

No hubo respuesta positiva a la petición rusa de recuperar los edificios diplomáticos incautados por Estados Unidos ni de restablecer los vuelos directos entre ambos países y levantar las sanciones a la aerolínea rusa Aeroflot. Por su parte, la delegación rusa tampoco accedió a la demanda estadounidense de poder contratar a personal local en la embajada de Moscú.

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