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Noruega, el único país de la OTAN fronterizo con Rusia que no se saldrá del tratado contra las minas antipersona

Noruega, el único país de la OTAN fronterizo con Rusia que no se saldrá del tratado contra las minas antipersona

Al calor del debate sobre el rearme europeo, Finlandia ha anunciado que abandonará el acuerdo internacional que prohíbe esta arma que no distingue entre civiles y combatientes, una medida que también han tomado Polonia y los países bálticos

Finlandia se suma a Polonia y a los países bálticos, y abandona el tratado contra las minas antipersonales

Noruega se queda sola como el único país occidental y de la OTAN con frontera terrestre con Rusia que no ha decidido reintroducir en su arsenal las minas antipersona, un tipo de arma muy polémica, ya que su uso ha sido condenado durante décadas por causar grandes daños en la población civil en guerras y está prohibido por un acuerdo internacional.

La decisión de Noruega contrasta con la de Finlandia, que la semana pasada anunció que seguirá el ejemplo de Polonia y los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), de abandonar el tratado de Ottawa firmado en 1997, que regula la abolición del uso de las minas antipersona. En el acuerdo, hasta ahora, habían participado 164 países, pero no Rusia ni otras potencias militares como Estados Unidos y China.

En pleno debate sobre el rearme europeo, el primer ministro conservador, Petteri Orpo, justificó la controvertida decisión de volver a utilizar las minas porque Rusia, dijo, “representa una amenaza a largo plazo para la seguridad de Finlandia y Europa”. El Ministerio de Defensa de Finlandia ha llegado a la conclusión de que se adaptan bien para defender los 1.340 kilómetros de frontera oriental, al ser “un arma sencilla, económica de producir y a la vez temible”, según argumenta Defensa un informe.

Sin embargo, esta decisión ha sido criticada por su vecina nórdica Noruega, que también comparte una frontera de unos 200 kilómetros con Rusia en el círculo polar ártico. El ministro de Asuntos Exteriores noruego, Espen Barth Eide, aseguró que su país no contempla la posibilidad de volver a tener minas terrestres antipersona, armas que no distinguen entre personas civiles y combatientes.

“Esta decisión en particular (de Finlandia) es algo que lamentamos”, agregó. En una entrevista con Reuters, Eide dijo que, para Noruega, un país que suele ser activo en la diplomacia en el ámbito humanitario, es importante mantener “un estigma global contra un arma que mutila y que mata mucho, incluso después de haber terminado una guerra”. “Si empezamos a debilitar nuestro compromiso, facilitaremos que las facciones beligerantes de todo el mundo vuelvan a utilizar estas armas, porque se reduce el estigma”, argumentó.

Denominado formalmente 'convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción', el tratado fue parte de la respuesta internacional al sufrimiento que producen estas armas, que, como denuncia el Comité Internacional de la Cruz Roja, siguen causando amputaciones y muertes incluso después de terminados los conflictos armados, y por lo general son los civiles los que sufren sus consecuencias.

Cambio de postura de Finlandia

Espen Barth Eide también aseguró que no le preocupa que la frontera de su país pueda quedar debilitada por no cambiar su política respecto al uso de minas antipersona, como sí han hecho los otros cinco aliados de la OTAN que hacen límite con Rusia. “Contamos con un sistema de defensa avanzado y muy moderno. Hemos adquirido sistemas extremadamente avanzados que pueden atacar desde tierra, aire y mar”, dijo Eide.

En cambio, Finlandia, un país que llamó a las puertas de la OTAN cuando Rusia invadió Ucrania en 2022, ha presentado el uso de las minas antipersona como un paso necesario en un contexto en que “Europa, en su conjunto, debe asumir una mayor responsabilidad manejando su seguridad”, afirmó el primer ministro.

En una entrevista con la cadena pública YLE, el Almirante de la armada finlandesa Juhani Kaskeal defendió que las minas pueden ser una herramienta útil en las fronteras de la OTAN y argumentó que “no son los finlandeses los que pisarán las minas, sino quien quiera cruzar la frontera con intenciones hostiles”. El oficial explicó que actualmente “son un arma más moderna y mucho mejores que las que había hace 30 años”, ya que, dijo, “hoy llevan un mecanismo de autodestrucción que permite que las minas caduquen y dejen de ser un peligro”.

En Finlandia, el debate entre las preocupaciones humanitarias por el uso de minas antipersona y las prioridades de defensa nacional ha hecho que su relación con el tratado de Ottawa haya sido siempre compleja. El país nórdico se adhirió a la prohibición del uso de estas armas en el año 2012, siendo el último miembro de la Unión Europea en hacerlo.

Esta semana, la ministra de Asuntos exteriores finlandesa, Elina Valtonen, ha defendido que, a pesar de la decisión de reintroducir el uso de minas, su país “continúa defendiendo el derecho internacional humanitario”, y se ha comprometido “a participar en campañas de reducción de los daños causados por las minas”.

Críticas internacionales

La vuelta del uso de minas antipersona por países europeos ha sido criticada por organizaciones internacionales de peso. “La decisión del Gobierno finlandés de abandonar la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersona es un preocupante paso atrás que socava aún más el consenso mundial destinado a minimizar el daño a los civiles durante los conflictos armados”, ha denunciado Amnistía Internacional. Por parte de Cruz Roja, su portavoz en Noruega, Nina Pedersen, reitera que son un arma “cruel que hiere, mata y mutila a civiles en todos los conflictos que se han utilizado”. “El hecho de que la guerra se acerque no modifica los horribles efectos a largo plazo de su uso”, ha dicho.

También se han alzado voces en contra dentro de Finlandia, donde una iniciativa ciudadana ha reunido 50.000 firmas para pedir a los políticos que reconsideren su posición al respecto. Sin embargo, parece que tanto en el Parlamento finlandés como en la opinión pública hay consenso sobre la decisión de minar la frontera rusa. El periódico de más tirada del país, Helsingin Sanomat, escribió en un editorial que esta decisión “dice mucho sobre el clima de preocupación en Finlandia”. “Además de la amenaza rusa, muchos se preguntan si se puede confiar en la OTAN. Al mismo tiempo, el derecho internacional está erosionándose, y las razones humanitarias ya no tienen el peso que tenían antes. Los tiempos actuales han hecho volver a sacar las minas. Esto es comprensible”, concluyó el medio.

Pero la decisión de Finlandia, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania preocupa mucho a Aksel Steen-Nilsen, director del proyecto de acción contra minas y desarme en Norwegian People’s Aid, una de las organizaciones mundiales que más experiencia tiene en la limpieza de explosivos en zonas de conflicto. En una entrevista con elDiario.es, lamenta la salida de estos países del tratado de Ottawa, “porque ha sido un acuerdo de enorme éxito durante tres décadas”.

“Incluso si las minas antipersona son utilizadas por ejércitos muy competentes y profesionales como los de la OTAN, con el tiempo se tiende a perder el control de la ubicación exacta de las minas terrestres”, explica el experto. “Luego, cuando el conflicto termina y hay que empezar a limpiar las minas terrestres, se crean grandes problemas”.

Nielsen se muestra pesimista por las consecuencias que puede conllevar el uso de minas por parte de los ejércitos europeos. “Definitivamente, enviará una señal muy negativa al resto del mundo”, dice. “Los países europeos hemos intentado mantener una postura firme en cuanto a las razones morales sobre qué armas se pueden usar y cuáles no. Pero ahora no podremos discutir con los países que violan el derecho internacional humanitario, porque en Europa también hemos optado por hacerlo”.

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