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La guerra comercial de Trump pilla a la UE con miles de millones comprometidos para la industria y la defensa

La guerra comercial de Trump pilla a la UE con miles de millones comprometidos para la industria y la defensa

Bruselas calcula que los aranceles pasarán más factura a EEUU, pero aún así cifra en unos 34.000 millones el daño de los vaivenes de Trump en el PIB europeo en un momento en el que situaba en 1,6 billones las necesidades para poner a punto la industria y el sector militar

Bruselas calcula que los aranceles de Trump pueden bajar un 3,3% el PIB de EEUU frente al impacto del 0,6% en la UE

La guerra comercial de Donald Trump ha pillado a la Unión Europea en un momento fiscal delicado tras la pandemia y cuando empezaba a recuperarse de las secuelas que dejó la invasión rusa de Ucrania.

Ambas crisis engrosaron las cifras de déficit y deuda del club comunitario, que ha retomado este año las reglas de la disciplina fiscal. Y los 27 se habían centrado en impulsar planes milmillonarios para reforzar la competitividad de la industria, que se está quedando atrás frente a potencias como EEUU y China, y el sector de la defensa.

Con esos planes sobre la mesa, ya de por sí complicados para la UE, los aranceles de Trump han supuesto un golpe para la estabilidad mundial y, con él, para la economía. Aunque la Comisión Europea calcula que el daño de la guerra comercial será mayor para EEUU –y lo usa como un argumento para tratar de convencer a la Casa Blanca de que dé marcha atrás–, las finanzas comunitarias también se verán damnificadas.

El comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, situó la horquilla baja del impacto en el 0,2% del PIB europeo, es decir, unos 34.000 millones de euros. Ahora bien, si los aranceles se hacen permanentes, la cifra puede ascender al 0,5% o 0,6% del PIB comunitario. En el caso de EEUU, las cifras se multiplicarían al 3,1-3,3%.

A los datos macroeconómicos, se suma el daño financiero que ya han reflejado los mercados bursátiles. Un informe de BestBrokers recoge unas pérdidas de 10,3 billones de euros de las 10.000 grandes compañías mundiales entre el 17 de marzo y el 8 de abril. Estados Unidos fue el país más afectado, con una pérdida de 5,36 billones de dólares, seguido de China (923.600 millones), Japón (434.000 millones), Alemania (289.000 millones), Taiwán (267.700 millones) y Francia (283.000 millones).

800.000 millones para la competitividad

Ese terremoto económico llega en un momento en el que la UE estaba buscando fórmulas para reforzar su competitividad. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó a principios de año su plan para competir con EEUU o China basado en la simplificación de los trámites administrativos con la reducción de las exigencias a las empresas y la introducción del 'Europe first' en la contratación pública, pero sin entrar en el melón de la financiación.

Sin embargo, el informe elaborado por el exprimer ministro y expresidente del BCE Mario Draghi, que se ha convertido en una especie de 'biblia' para Von der Leyen, cifraba en 800.000 millones de euros las necesidades de inversión para que la UE salga de lo que el italiano denomina su “lenta agonía”. “La UE puede satisfacer estas necesidades de inversión sin sobrecargar los recursos de la economía europea, pero el sector privado necesitará apoyo público para financiar el plan”, recogía el documento.

Sin embargo, los 27 se topan con la división cuando se baja a la letra pequeña de dónde sacar el dinero. Bruselas ha ido dando pasos para iniciativas concretas, como el impulso a la Inteligencia Artificial con un importe de 50.000 millones de euros que se suman a los 150.000 millones que había comprometido la industria. Pero la verdadera batalla llegará en el momento de negociar el Marco Financiero Plurianual para el periodo 2028-2034. Aunque parece un horizonte lejano, las capitales empiezan a fijar posiciones a las puertas de que la Comisión Europea presente un primer esbozo para ese presupuesto en el que se da por hecho un incremento de las partidas destinadas al gasto en defensa y en el que se teme un cambio radical de los fondos de cohesión.

Pedro Sánchez movió ficha hace unas semanas y presentó un non-paper –documento informal en la jerga comunitaria– para indicar las prioridades de España y reabrió el debate de la emisión de deuda conjunta para financiar la competitividad a través de un sistema similar al de los Fondos Next Generation de la pandemia como “medio más eficaz para recaudar recursos suficientes, garantizando la responsabilidad fiscal”. Pero ese planteamiento se topa con el 'no' de Alemania y los 'frugales'.

Rearme ante la desconexión de EEUU

Además de los 800.000 millones necesarios para la competitividad, la Comisión Europea ha cifrado en esa idéntica cantidad las necesidades en materia de defensa. Von der Leyen puso sobre la mesa un 'plan de rearme' con el que básicamente da facilidades a los estados miembros para que la UE dispare el gasto militar. Por un lado, Bruselas pretende dar flexibilidad de manera que el incremento de 1,5% del PIB en defensa no compute a la hora de fiscalizar el déficit y la deuda de acuerdo a las reglas fiscales. Eso permitiría gastar 650.000 millones, según los cálculos del gobierno comunitario, que se sumarían al instrumento SAFE por un valor de 150.000 millones con el que se prestaría dinero a los estados miembros para compras conjuntas de armamento.

También España ha propuesto en ese caso que haya dinero europeo a fondo perdido para la financiación de los grandes proyectos de defensa. Así se lo trasladó el pasado sábado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a sus homólogos en una reunión informal en Varsovia monográfica sobre ese asunto. Las contribuciones las harían en principio los países participantes y se complementarían con otras fuentes de financiación comunitarias, como emisiones de deuda común europea, ya sea de programas previstos o de otros nuevos, permitiendo dar subvenciones y préstamos para financiar proyectos europeos a gran escala.

¿Dinero congelado ruso para rearme de la UE?

Según la Agencia EFE, la propuesta también prevé que pueda contribuir el Mecanismo Europeo de Estabilidad –el fondo de rescate de la eurozona que tiene 400.000 millones en capacidad de préstamo– o que se utilicen los activos rusos inmovilizados en la UE por las sanciones a Rusia, cuyo valor asciende a unos 200.000 millones de euros y de los que actualmente solo se están usando los ingresos extraordinarios que generan para ayudar a Ucrania. No obstante, en Bruselas albergan dudas de que ese dinero pueda destinarse a ese tipo de fines.

Aunque hasta ahora la Comisión Europea había dicho que había suficiente con lo que había puesto sobre la mesa, el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, se abrió a estudiar esa propuesta que, dijo, “encaja bien en la discusión”. No obstante, los países del norte recelan de todo lo que tenga que ver con el endeudamiento conjunto.

Aunque el mantra de aumentar el gasto militar viene de antes, los esfuerzos de la UE se han intensificado en los últimos meses coincidiendo con la vuelta de Trump a la Casa Blanca. A través del secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth, EEUU amenazó con desconectarse de la seguridad del Viejo Continente, que la ha externalizado en Washington desde hace décadas. Y ahí ya saltaron todas las alarmas en Bruselas, que apremió a los estados miembros a priorizar la defensa con el objetivo de ser autosuficientes en 2030.

El propio Trump había presionado a los aliados europeos de la OTAN a elevar el gasto militar apuntando al 5% del PIB frente al objetivo del 2% que está vigente. Y les aprieta para disparar las multimillonarias partidas en defensa al mismo tiempo que mantiene el desafío comercial con sus elevadas consecuencias económicas.

Bruselas recomienda precaución fiscal

Bruselas, de hecho, ha pedido a los 27 precaución fiscal a la hora de responder a la guerra comercial. “Nuestra primera valoración es que debemos ser algo cautos en nuestra respuesta fiscal. Hemos padecido la pandemia, una crisis energética vinculada a la agresión rusa en Ucrania, nos enfrentamos a graves problemas de seguridad y ya tenemos un déficit y un nivel de deuda elevados. Por lo tanto, tenemos que tener en cuenta también estas consideraciones de sostenibilidad fiscal”, respondió el viernes Dombrovskis sobre los planes de ayudas que han anunciado Sánchez, por un importe de 14.000 millones, o Portugal, por 10.000 millones de euros.

“Al mismo tiempo, por supuesto, también tenemos que seguir la evolución de sectores específicos y ser capaces de intervenir en caso necesario. Y hay que decir que sectores específicos como el acero y el aluminio, los automóviles, los microchips, etc. ocupan ya un lugar destacado en la agenda de la Unión Europea y de la Comisión Europea”, agregó el comisario.

El sector siderúrgico fue el primero que recibió el golpe de Trump con un arancel del 25% y le siguieron los coches con una tasa con ese mismo porcentaje. Después llegó el 'arancel recíproco' del 20% a la inmensa mayoría de las importaciones procedentes de la UE. Y, justo cuando la UE aprobó su primer paquete de respuesta, el presidente de EEUU decidió dar una tregua parcial de 90 días. Aunque se mantiene el castigo al acero y el aluminio, los vehículos y una tasa del 10%, la UE decidió paralizar sus contramedidas para dar una oportunidad a la negociación.

Las conversaciones se han retomado este lunes en Washington, a donde se ha desplazado el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, con la intención de “aprovechar” esos tres meses. Tras el encuentro ha reiterado que la UE “lista para un acuerdo justo que incluya la reciprocidad” de los “aranceles cero por cero” para los bienes industriales y “trabajar sobre las barreras no arancelarias”. “Lograr esto requerirá un notable esfuerzo conjunto de las dos partes”, reconoce el eslovaco.

No obstante, la UE advierte de que responderá al desafío de Trump si las negociaciones finalmente fracasan. Von der Leyen amenazó con un impuesto a las 'Big Tech' en ese caso y reiteró que “todas las opciones están sobre la mesa”, incluyendo así el instrumento anti-coerción con el que los 27 se dotaron de un amplio abanico de medidas para adoptar en caso de chantaje comercial, como la restricción de importaciones y exportaciones o la limitación en las licitaciones públicas. Alemania, sin embargo, se ha posicionado en contra del gravamen a las tecnológicas bajo la premisa de que la UE no es autosuficiente en ese sector.

A esas “dos vías” –negociación y preparación de la respuesta por si no hay un resultado satisfactorio–, se suma la tercera pata de la estrategia de la UE: diversificación. Y es que la UE está inmersa en la búsqueda o refuerzo de las alianzas comerciales con terceros países, como India, Mercosur, Canadá, e incluso China, con la que se trabaja en una cumbre de alto nivel para la segunda quincena de julio. “Nos centraremos como un rayo láser en el 87% del comercio mundial que va más allá de EEUU, lo que supone enormes oportunidades”, dijo Von der Leyen la semana pasada.

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