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Bono: “La no violencia es mi postura. La misma que tuve a los 23 años y se rieron de mí”

“Soy Scarlett”, se oye detrás de la máscara improvisada. Cuando la baja aparece el rostro del cantante de la banda, desplegando encanto y normalidad impropios de una estrella de su calibre. Le da la vuelta a la revista y aparece él, impreso en la contraportada. “¡¡Soy la cara B de Scarlett Johansson!!”, añade riendo y preguntándose qué hace en medio del festival de cine más importante y prestigioso del mundo.

Lo que hace es presentar Bono: historias de Surrender, el documental dirigido por Andrew Dominik que Apple TV+ estrena el próximo 30 de mayo y que ha vivido su premiere por todo lo alto en el Festival de Cannes, donde Bono ha acudido a la alfombra roja rodeado de soldados ucranianos. Porque el artista, aunque venga a eso de la promoción, no se olvida de los asuntos que le importan, y eso se nota cuando contesta a las preguntas de un reducido grupo de periodistas internacionales donde está elDiario.es

Aunque habla del filme y del libro en el que se basa, Bono no puede evitar ofrecer su lado comprometido, ese que le convirtió en referente no solo musical, sino activista para muchos de sus seguidores. Esa vertiente también se encuentra en el filme, rodado en un imponente blanco y negro y en el que él es el único personaje que aparece, aunque se lance a interpretar y dé vida a su padre y a otros líderes de la banda. En una hora y media cuenta sus traumas con su padre, por la muerte de su madre, por la violencia en Irlanda y habla, mucho, de cómo se mojó cuando muchos le dijeron que no lo hiciera.

Reconoce que tanto el libro, como este documental, nacen de una voluntad de “quitarse la armadura”. “Cuando has desarrollado esa protección para ser famoso, en algún momento tienes el deber de quitártela y decir, esto es lo que hay. Y lo que hay es que todo se reduce a que has intentado impresionar a tu padre. Nos gusta pensar que estamos influenciados por los libros que leemos, ya sean los textos sagrados o los manifiestos políticos, pero en realidad, ¿por qué soy cantante? Pues porque estoy llenando este vacío que dejó mi madre cuando murió. Creo que todos tenemos familias que no son las tradicionales”, explica.

En Historias de Surrender habla de esperanza, y cuándo se le pregunta por eso, por la esperanza, se emociona. “Esa es la pregunta correcta”, dice y lanza una cita: “Si tienes la oportunidad de tener esperanza, es un deber tenerla, porque la mayoría de la gente no la tiene”. Y continúa mostrando su tristeza por el estado de las cosas. “La palabra rendición (por el título, Surrender, del documental y el libro) suena absurda en un momento en el que parece que el planeta está decidido a incendiarse. Estamos más cerca de una guerra mundial que en cualquier otro momento de mi vida”, dice preocupado.

Hablar contra la guerra de Irak perjudicó a U2. Nos costó caro. Pero tampoco favoreció a George W. Bush ni a su público

Bono — Cantante

Pero por eso, aunque es consciente de la contradicción de hacerlo en Cannes, pide que se siga hablando de paz. “Aquí estamos, hablando de no violencia en la alfombra roja de Cannes y sé que parece ridículo. Y parecía ridículo cuando presentamos por primera vez Sunday, bloody Sunday cuando Irlanda estaba al borde de una guerra civil. Pero sabíamos, ingenuamente, que la no violencia era la única salida. Lo digo y tengo en mi oreja resonando a Marthin Luther King, a John Lennon, a Joan Baez… a todos ellos. La no violencia fue la forma en la que Irlanda logró la paz. Tenemos que superar la violencia. Así que esa es mi postura. La mantuve a los 23 años y se reían y se burlaban de mí. No pasa nada. Lo he dicho más veces, Johnn Lennon estaba dispuesto a hacer el ridículo por la paz y hacía canciones geniales. No quiero comparar a U2 con los Beatles, pero sí sigo su ejemplo”, responde contundente.

Hace como que está preocupado porque su equipo le va a decir que hable más de la película y menos de política, pero en el fondo está en su salsa porque, además, ya no tiene nada que perder. Lo tenía antes y aun así se posicionó cuando tocaba. De hecho, asiente cuando le preguntan si cree que ese posicionamiento le perjudicó en algún momento de su carrera: “Sí, pero no pasa nada, es parte del trabajo. Cuando hablé de George W. Bush, durante la guerra, cuando estaba a punto de invadir Irak, eso no nos favoreció a U2. Nos costó caro. Pero tampoco le favoreció a él y a su público”.

The Edge, Bono y Sean Penn en el estreno de 'Bono: Stories of Surrender' en Cannes The Edge, Bono y Sean Penn en el estreno de 'Bono: Stories of Surrender' en Cannes

Ese enfrentamiento con Bush le sirve también para contraponer al líder republicano con Donald Trump. En aquellos momentos Bush trabajaba activamente en la lucha contra el sida, una de las causas donde Bono está más implicado, y fue en esos años cuando se realizó la que el cantante califica como la “mayor intervención sanitaria en la historia de la medicina”. “Así que me senté con él, me mordí la mano y no le critiqué, porque estaba a punto de salvar, como luego se vio, 26 millones de vidas”, empieza diciendo.

“Sin embargo, este emperador que tenemos ahora, ha cortado todos esos sistemas de soporte vital. No solo ha advertido de que EEUU no va a estar para ti si vives lejos, sino que de hecho están encantados con lo que está pasando. Ahora mismo, un sudafricano blanco y rico (dice refiriéndose a Elon Musk) es el responsable de que los sudafricanos más pobres, los más negros, no reciban sus medicamentos antirretrovirales. Es una especie de apartheid que regresa. El mundo se había librado del pico de 2004… no retrocedamos”, zanja. 

Incluso se atreve a proponer a Cannes un pequeño cambio para que el festival sea algo más político: “Estamos aquí en Cannes, un festival creado para la libertad, porque Mussolini y su amigo Goebbels se había apoderado de Venecia. Este es un festival que habla de libertad, y tiene la alfombra roja más famosa del mundo, pues esa alfombra, durante sus primeros tres o cuatro años fue azul. Quizás podría volver a ser azul, y luego poner una amarilla al lado y crearíamos una bandera ucraniana…”. Lo deja caer consciente de que no lo harán, pero él no pierde la oportunidad de recordarlo. Bono nunca se rinde, como deja claro su documental, y como deja claro en cuanto tiene un rato para demostrarlo.